
¿Qué pasa si tienen móvil antes de los 13 años? Esa es la pregunta que se hace un reciente estudio global publicado por Sapien Labs, que analiza el impacto del acceso temprano a los smartphones en la salud mental de los jóvenes.
Esta investigación pretende dar respuesta estableciendo las consecuencias derivadas del uso del móvil de manera temprana. Pero, ¿realmente el impacto negativo es exclusivamente por el uso del móvil antes de los 13 años?
En este artículo analizamos sus hallazgos clave, los matices importantes para interpretarlo con criterio y por qué no basta con fijarnos solo en la edad. La tecnología forma parte de su vida. Nuestro reto está en acompañarles para que no pongan en riesgo su bienestar.
Impacto cognitivo, emocional y social del uso del móvil
En el estudio “Protecting the Developing Mind in a Digital Age” (2025) se analiza el impacto sobre 47 funciones cognitivas, emocionales y sociales de más de 100.000 jóvenes de entre 18 y 24 años de 163 países. Mediante una herramienta de evaluación llamada Mind Health Quotient (MHQ) se extraen las siguientes conclusiones:
► Hallazgo clave: cuanto antes recibieron su primer smartphone, peor era su salud mental al llegar a la adultez temprana. Quienes tuvieron su primer móvil a los 8 años puntuaban hasta un 30% peor en bienestar mental que quienes lo recibieron a los 16.
► Diferencias por sexo: Las mujeres se ven especialmente afectadas en autoestima, imagen corporal y resiliencia emocional. En los hombres, se observan descensos en empatía, estabilidad y autocontrol.
► Sintomatología grave: El 48% de las mujeres que tuvieron un smartphone a los 5 o 6 años han tenido pensamientos suicidas, frente al 28% que lo obtuvo a los 13. En los hombres, del 31% baja al 20%.
► Otros síntomas asociados: alucinaciones, agresividad, desconexión de la realidad y dificultades para mantener relaciones sociales.
“La edad media de acceso al primer smartphone se está reduciendo año tras año. Y eso tiene consecuencias para su desarrollo emocional y social” (Sapien Labs, 2025). ¿Realmente de lo valorado en estudio se puede hacer esta afirmación? No.

Titulares llamativos… ¿pero qué matices hay detrás?
A partir de este estudio se han generado algunos titulares llamativos en medios y en redes sociales. Pero, si bien cuenta con una muestra significativa de jóvenes, es importante saber lo siguiente:
- No es causal: la investigación es correlacional. Es decir, observa asociaciones, pero no puede afirmar que tener el móvil a los 8 cause directamente problemas mentales. Puede estar relacionado, pero una no necesariamente causa la otra.
Ejemplo aplicado: El estudio muestra que quienes tuvieron su primer móvil a los 8 años tienen peor salud mental a los 20… pero eso no significa que el móvil haya sido la causa directa.
Puede haber otros factores (contexto familiar, problemas previos, uso sin límites, etc.) que expliquen esa relación.
- Se basa en autoinformes: las personas entrevistadas respondieron sobre su bienestar actual y su edad de acceso al primer móvil, pero no se analizó su uso real ni el tipo de contenidos.
- No contempla el contexto familiar: el estudio no evalúa si hubo supervisión, normas o educación digital.
La evidencia es valiosa, pero no debería utilizarse para alarmar sin explicar estas limitaciones. Este estudio nos dice que cuanto antes usan el móvil, más problemas emocionales tienen de mayores… pero no nos puede asegurar que sea solo por el móvil. Hay más cosas en juego: cómo lo usan, si están acompañados, el tipo de contenidos…
¿El problema es la edad o el uso?
Reducir todo el debate a “edad de adquisición = riesgo” es simplificar demasiado.
Hay niños que reciben su primer móvil a los 11 o 12 años y hacen un uso saludable, gracias a un buen acompañamiento familiar. También hay adolescentes que, habiéndolo recibido con 15 o 16 años, lo utilizan de forma compulsiva y sin límites.
Claro que el cuándo es importante, pero el cómo se introduce el móvil en sus vidas es de vital importancia:
- ¿Tienen normas claras?
- ¿Hay conversación y acompañamiento?
- ¿Se limita el acceso a aplicaciones, redes sociales y contenidos inapropiados?
Señalar solo la edad puede llevar a soluciones simplistas (prohibir sin más) en lugar de fomentar la educación digital y el diálogo familiar.
¿Y qué pasa con la tablet, la consola, el ordenador o la SmartTV?
Muchos niños y niñas acceden a Internet desde los 2 o 3 años, a través de Smart TVs, tablets o altavoces con pantalla. Pero la mayoría de estudios (y titulares) se centran en el “primer móvil”.
En nuestra opinión esto genera una visión parcial: el riesgo no está solo en el dispositivo, sino en el acceso a entornos digitales sin supervisión.
Lo que importa no es si es un smartphone, una tablet o una consola, sino si ese dispositivo tiene acceso a Internet y cómo se usa.
Buen uso vs. mal uso: la clave está en cómo se utiliza

Un uso saludable puede incluir:
Videollamar a los abuelos
Ver contenidos educativos juntos
Usar apps para crear, explorar o aprender
Un uso problemático puede incluir:
❌ Exceso de horas sin límites
❌ Contenidos inapropiados (violencia, pornografía, retos peligrosos)
❌ Aislamiento social o dependencia emocional
La tecnología no es el enemigo. La clave está en acompañar, supervisar y educar.
Proyección a futuro: lo que está en juego si no se actúa
Según el propio estudio, si las tendencias actuales continúan, podríamos ver una generación entera afectada:
- Casi 1 de cada 3 jóvenes podría desarrollar dificultades graves de salud mental.
- Los pensamientos suicidas podrían aumentar hasta un 20%.
- Y hasta un 30% podría experimentar una disminución funcional importante en alguna área de su vida.
Esta proyección refuerza la necesidad de actuar con medidas preventivas y soluciones reales, tanto desde la familia como desde la sociedad.
La ausencia de bienestar digital en la infancia y en la adolescencia es un hecho, y está dando lugar a la exposición a riesgos. Aumento en los casos de ansiedad y depresión asociados con el uso excesivo de pantallas, ciberacoso, grooming, sexting, acceso a contenido inapropiado…
Hay un problema que necesita una solución. Y esa solución pasa por fomentar el bienestar digital en la infancia y en la adolescencia.
ZAINDARI te acompaña, no te sustituye
En ZAINDARI creemos que el control parental no debe ser una herramienta de vigilancia, sino de prevención. Por eso:
- Agrupamos todas las pantallas de tu hijo o hija en un solo perfil
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ZAINDARI te lo pone más fácil para que así puedes centrarte en lo importante: acompañar y educar.
Conclusión: más diálogo, menos alarma
El estudio de Sapien Labs pone sobre la mesa una preocupación real: muchos jóvenes están llegando a la adultez con una salud mental frágil.
Pero no basta con buscar un culpable fácil (“fue el móvil a los 8 años”). Necesitamos comprender, acompañar, poner normas y crear espacios de desconexión en casa.
La educación digital empieza en la familia. Y, con herramientas como ZAINDARI, también puedes tener apoyo tecnológico para hacerlo con más tranquilidad.